lunes, 25 de enero de 2010

Y sin detenerse para al menos mirarme directamente a los ojos me preguntó:
-¿Te has enamorado alguna vez?-
-Claro que sí- Respondí yo.Y sin siquiera hacer el intento de evitarlo, me limité a pensarte...

Él, en su afán por conocerme, preguntó de nuevo:
-¿Has extrañado a alguien?-
-No, creo que no- Mentí descaradamente, me limité a recordarte...

Siguió él, confiando en mi palabra, seguro pensando, "¿Porqué me mentiría?":
-¿Qué es lo que buscas en el otro?-
Justamente en ese momento, se formó una cajita, aquí, en el pecho. Una cajita que absorbía todo, que formaba una presión, que jalaba mis ideas.Me quedé sin saber qué hacer, me limité a describirte...

Después de contarle cada uno de los rasgos que te definen con sutileza y discresión, te odié, me odié.
Te odié por salir de mi vida, por no hacerlo...
Te odié por ser tú, por dejar de serlo para mí...
Te odié por una y por tantas cosas...
Me odié por recordarte, por pensarte, por describirte...
Me odié por quererte.
Odié a mis labios por maldecirte, por dejar de pronunciar tu nombre...
Odié a mis manos, que rasguñan tu ausencia...
Odié, odié, odié....


Carajo... Esta conversación no tiene sentido.

1 comentario:

Patricio dijo...

está muy bueno Fá :)